10.12.09

♦Espíritu navideño♦

El Martes... feriado, me desperté temprano para hacer una de las tareas que más me satisfacen de todo el año: armar el árbol de navidad, decorar la casa, y sentir como, en cada misero segundo de mi vida, la navidad esta cada vez más y más cerca. Creo que soy una de las pocas personas que ponen tantas energías en algo tan irrelevante como decorar la casa con motivos navideños, o armar el árbol, rama por rama, con pelotas brillantes y moños afelpados, con boas y luces de colores. La alegría que sentí cuando lo vi armado, tan hermoso, con su verde, sus rojos y sus dorados, y todas las despampanantes luces de colores que tiritaban y encandilaban. Amo la navidad. Creo que es algo que heredé de mi abuela. Ella amaba la navidad. Yo amaba la navidad cuando estaba ella. La fecha era la más importante de todo el año, más importante que año nuevo, más importante que los cumpleaños. Navidad era, y va a seguir siendo por siempre para mi, el día más hermoso de todos los días del año. Más allá de los regalos, o de todo el consumismo que la fecha pueda llegar a generar, la navidad es una ocasión de reunión, de tradición, de familia. Todas las navidades de mi vida fueron felices, o por lo menos la mayoría. Pensar en la navidad es pensar en felicidad, porque todo lo que recuerdo de las navidades es que fui y soy feliz. Fue por eso que al día siguiente de haber armado el arbolito, y mientras me dirigía a la parada del colectivo para ir a la facultad, fui contando, una por una, las casas que tenían algún indicio de que habían recordado la navidad. De las cuatro cuadras solo 12 casas tenían alguna decoración, lo cual no implica que solo esas doce hallan armado el árbol, pero de todas formas me parecieron pocas. Muchos quizás no tuvieron tiempo y lo arman más tarde, pero se que muchos otros no lo van a armar... También se que el espíritu navideño no se puede medir por la cantidad de decoración, por el árbol más hermoso, o por el empeño en el armado... pero si siento que no hay espíritu navideño en aquellos que tienen la posibilidad de armarse un arbolito y no lo hacen, dejando el árbol desarmado en una caja o en bolsas. ¿cuántos chicos quisiesen armar un arbolito en navidad y no pueden? Pero entonces... ¿en qué se mide el espíritu navideño? Yo se que lo tengo. No se en qué medida, pero lo poseo arraigado al alma y lo puedo sentir cada vez que salgo a la puerta de mi casa de noche y veo todas lucesitas de colores resplandeciendo alegremente. En esos momentos quiero gritar y saltar... La navidad me hace muy feliz. Yo creo que eso hace a mi espíritu. ¿y vos...?

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