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Desapareciste como la espuma en la orilla del mar. Tan lentamente que no fui capaz de percibir el momento de tu completa ausencia. Tan rápido que no pude despedirme de tus fieles pupilas. Desapareciste sin dejar rastro, ni huella, ni humedad. Igual que cuando nuestra canción favorita se funde con el silencio, igual que el capitulo final de un cuento de hadas. Pero me dejaste un envase vacío que cada día me recuerda que nunca lo pudiste llenar. Un frasco de espuma desintegrada, de silencio, de nada. Un frasco inservible, inútil... porque esta colapsado de nada.
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